24 febrero 2006

El vengador tóxico: 1985-2006

Gran película la que me bajé ayer del eMule: El Vengador Tóxico, una de las mayores perlas del cine Serie B por excelencia; ha cumplido más de 20 años y sigue como nunca. Es un máximo exponente de ese cine teen, con todos sus elementos (sexo, música, y freaks) que debería emitirse por las tardes en lugar de la típica producción barata que emite Telecinco o Antena3. Un claro ejemplo de la juventud norteamericana con situaciones cotidianas que están a la órden del día.

Patriotismo y cutrez: un ejemplo de cine como Dios manda.

El protagonista, Melvin, es el típico friki que está de conserje salido en su instituto. Puteado por unos chavales WASP racistas y sin escrúpulos (o lo que ahora, para quitarle importancia, los medios llaman Bullying), acaba disfrazado con un tutú y tirándose por una ventana, cayendo -oh casualidad- en un cubo de residuos tóxicos que pasaba por allí. El tipo va sufriendo una mutación hasta convertirse en ¡El vengador tóxico! que acabará cargándose a los que le puteaban y con la injusticia de la ciudad, enfrentándose ante una trama de corrupción y droga. Y ya de paso, enamorarse (de una piva buenísima y cegata: Toxi se convierte en su lazarillo). Así se convertirá en un ídolo para la ciudad que acabaría teniendo hasta cuatro secuelas, a cada cual más bizarra. Y si te gusta el cine cutre hecho con pocas pelas, esto es un "debo tenerlo" en toda regla.

¡No me pises el suelo que lo acabo
de fregar! ¡Niñato!


Esta película es realmente una maravilla. Alterna escenas de acción desbordante con otras de sexo, y todo ello con una buena dosis de humor de todos los colores, absurdo (la escena del aerobic) y predominantemente negro. Aún así, la venganza de este mutante hará las delicias de muchos de nosotros: una gama de antagonistas bastante amplia: alcaldes corruptos, proxenetas en plan setentero, negros travestidos, mafiosos, macarrillas que saben karate y hasta te sacan unos nunchakus fuese menester, y un largo etcétera. Y como no, persecuciones (en los que el coche acaba explotando, como no) y folleteo a raudales entre ciega y vengador. Una bonita metáfora de que la belleza está en el interior. Todo ello con una música que alterna clásica con la realizada por sintetizador (posiblemente un casiotone) y que acompaña perfectamente a la situación. Y mucho ojo porque tiene hasta carga social, como la crítica contra la violencia y los residuos tóxicos.

¡Y son de Bandai! ¡Que guay!

Sin embargo, quizás lo mejor sea la amplia gama en los asesinatos y las peleas: ahogados con leche, decapitados en un gimnasio, violadas en la sauna, ancianas en la lavadora, perros y niños descuajeringados, amén de peleas bastante alucinantes con munchakus, pistolas y muchas vísceras. Y como broche, una fregona (la aportación española en la película, ¡claro que si!). A destacar, mi escena favorita es la de la pelea en el sitio de comida rápida. Todos los tópicos de una película de serie B reunidos en lo que un adolescente quiere ver en televisión. Y todo aderezado con frases increíbles:

¿Fregonas en la escena del crimen? Me suena a protesta política.

¿¡Quiere un poco de puta fresca!?

La película tuvo hasta 4 secuelas, ganó compañeros y nuevos enemigos, y una de las secuelas fué rodada especialmente por el decimoquinto aniversario de la cinta. Además tuvo amplio merchandising en varias formas, de la que destacamos la serie de dibujos (Toxic Crusaders) que aquí emitió Canal+ en 1990 y que tuvo un videojuego para Megadrive del que preferimos no acordarnos.

Pues esto es todo. Hay muchas cosas alucinantes como para contarla y destriparla. Esto es Serie B de diccionario: de tan sumamente cutre que es la adoras o la odias. Y yo escojo la primera opción.

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