Marina d'Or ciudad de corrupciones, digamé.

Aún en invierno, han comenzado a aflorar en nuestra tele madrileña (que se merece un post solito toda ella, pero eso será otro día) los anuncios para gente pudiente: Yeguada Centurión, Costa cruceros, y como no: de pisitos en el Levante español, que en verano (y sobretodo Gandía) está llena de madrileños como yo. Mi favorito es uno de promociones Edén, protagonizado por un señor "peculiar", que se dedica a vender pisos de multipropiedad en Torrevieja. Pero señores, ya no se lleva Torrevieja para sus vacaciones horteras por España, no. Ahora lo que se lleva es una cosa llamada Marina d'Or ciudad de vacaciones. Y francamente, me da miedo.

Carlos Fabra: a el si que le parece "guay" Marina d'Or

El sitio en cuestión se encuentra en Oropesa del Mar, Castellón, y se dedican a bombardearnos a todos con unos anuncios escalofriantemente malos, y que dejan al sitio como lo que realmente es: el típico "Apartamentos Mari Cruz" al que muchos hemos ido de veraneo por Gandía y Alicante, pero a lo grande e intentando disimular su mediocridad. Esa música, esa telefonista al final del anuncio... y especialmente chirriante resulta cuando, para caracterizar a un criajo de 5 años, aparece una voz en off pasada de revoluciones gritando ¡Marina d'Or que Guay! y a la que me dan ganas de matar, igual que a los creadores del anuncio de los chiquiprecios de Plus.

El sitio en cuestión pretende hacer que el turista se quede en el puto recinto de apartamentos para pasar su ocio y esparcimiento, con un balneario natural, campo de golf y playa artificial (¡Con los embalses al 35% de su capacidad!), un chiquipark y discotecas cutresalchicheras. Si me lo permiten, me recuerda a una película en la que una madre y su hija se mudan a una urbanización y se encuentran con un vecindario "super guay" por así decirlo, los vecinos perfectos, católicos y con perfil de ser asiduos a la COPE. Pues mediante radiaciones, consiguen que la familia se vuelva como ellos, chupándoles el cerebro. Por fortuna, el novio de la chica, que no es de este pueblo, desmantela todo el tinglado ¡antes de que la madre se case con el alcalde creador de la urbanización! Pues esto es igual. Todo cutreturismo en el que al final las vacaciones quedan en casa. En el apartamento. (Si alguien puede decirme como se llama esa película, lo agradecería). En serio, como zombis.

¡Guau! ¡Ahora vayamos al balneario!

Además, el sitio se ha construído con todas las garantías de nuestro estado de derecho. Se ha construído por debajo del nivel del mar y comiendo terreno al litoral, modificando por completo la fauna marítima del lugar. Además, la ciudad ha cambiado por completo y los vecinos del lugar han visto, no sin asombro, como sus precios han aumentado al doble. Y, por último, con un alcalde de la ciudad que ha aceptado comisiones de la empresa constructora, un presidente de provincia que firmó (¿les suena Fabra?) y se llevó la mejor parte. Y me río de Marbella. Marina d'Or ciudad de Corrupciones. ¡Que guay! Claro que no es NADA en comparación con esa aberración al sentido común llamada Polaris World...